miércoles, 7 de noviembre de 2018

CHISTES

                                 
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OBRA DE TÍTERES

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El Gatito Desobediente
Autora de esta adaptación: Isabel Tapiador
(Aparece un conejo llevando entre los brazos un montón de plantas de distintos tipos que deberá colocar aquí y allá, deben ser nuestra escenografía.)
CONEJO.-
-¡No tengo tiempo, no tengo tiempo!
(-¿Os recuerda a alguien?) (Mira a todos lados hecho un lío, no sabe donde colocar las plantas)
-¡Esto está a punto de empezar!
(Se da cuenta de que está el público)
-¡Uy, esto ha empezado ya!
(Se lleva las manos a la cabeza, con lo cual se le cae el montón de plantas)
-¡Mis plantas!
(Intenta no pisarlas, se lía, resbala, se cae, se levanta)
Tranquilidad, mucha tranquilidad, soy el narrador, así que voy a narrar.
(Se coloca muy tieso y formal, de repente hace una mueca, como un espasmo nervioso que pasa de inmediato y comienza a narrar; esta mueca nerviosa le sucederá de vez en cuando.)
Érase una vez un gatito, tan pequeñito, tan pequeñito, que ni siquiera sabía que era un gatito. (Mueca nerviosa) (Mira hacia los lados receloso y dice la siguiente frase como si fuera un secreto)
Vivía entre los humanos, esto siempre le lía a uno un poco.
(Mueca nerviosa)
Este gatito, que se llamaba Ambrosio, cosas de humanos, era también muy, muy, muy desobediente. Un día, la niña humana que era su dueña…
(Mueca nerviosa)
…La niña le dijo “No salgas del jardín, que te puedes perder”.
-¿Y qué hizo el gatito Ambrosio? -¡Se escapó al bosque!
Ahora mismo lo vais a ver, yo lo sé porque andaba por allí.
(Ve las plantas caídas, recoge todo el ramillete)
-¡Oh, no hay tiempo, no hay tiempo!
(Sale de escena, de inmediato vuelve a entrar con una sola planta que coloca en algún lugar de la escena.)
CONEJO.-
-¡Perdón!
(Coloca planta, mueca nerviosa, se va)
(Aparece en escena una vallita blanca de madera, por la que vemos aparecer al gatito, primero se asoma despacio, varias veces, por fin abre la valla y sale del jardín, le vemos entero, está emocionado)
GATITO.-
-¡El bosque!
(De repente sale a todo correr hasta que dejamos de verle, desaparece la vallita blanca y entra conejo)
CONEJO.-
-¡Perdón!
(Coloca planta, mueca nerviosa, se va)
(El gatito Ambrosio cruza toda la escena, se mueve rápido emocinado, mira a todos lados, se detiene en un momento del recorrido para decir:)
GATITO.-
-¡Qué bonito es todo!
(Vuelve a entrar, ya no está tan contento)
-¿Dónde estoy? Esto es muy grande.
(Vemos un Sol que va bajando mientras cruza la escena)
Se hace de noche, tengo frío, y hambre.

(Se oye la voz de un conejo, es nuestro narrador, pero cuando era pequeño)
CONEJO.-
-¡Una zanahoria!
(Oímos como se la come)
(Entra en escena de golpe)
-¡Qué rica!
(El gatito está intentando alejarse sigilosamente, el conejo le ve)
CONEJO.-
-¡Anda, hola!
(El gatito se queda inmóvil)
-¡Pero qué haces, si ya te he visto!
(Gatito inmóvil)
-¡Buhh!
GATITO.-
-¡Ay! -¿Tú quién eres?
CONEJO.-
-¿Y tú?
GATITO.-
No lo sé.
CONEJO.-
-¡Anda qué risa!
GATITO.-
Estoy perdido.
(Gimotea)
CONEJO.-
No llores, vamos con mi mamá, que sabrá lo que hay que hacer.
GATITO.-
-¡Vale!
CONEJO.-
-¡Y nos dará comidita!
GATITO.-
-¡Qué bien!
(Salen) (Una puerta aparece en el centro de la escena, por un extremo de la escena entran nuestros amigos, cuando llegan a la puerta, el conejito llama y dice:)
CONEJO.-
-¡Mamá, mamá, he encontrado un conejito perdido en el bosque, le he traído conmigo!
(Por el otro extremo de la escena entra la madre y abre la puerta, los chicos pasan al otro lado y la puerta desaparece)
MADRE.-
Has hecho muy bien, hijo. Comed algo antes de dormir y mañana ya buscaremos a tus padres. Por aquí tengo…-¡una zanahoria!
(El gatito niega con la cabeza)
CONEJO.-
-¡Zanahoria!
(La devora)
MADRE.-
Por aquí tengo…-¡lechuga!
(El gatito niega con la cabeza)
CONEJO.-
-¡Lechuga!
(La devora)
MADRE.-
-¿No te gustan la zanahoria ni la lechuga?
(El gatito niega con la cabeza)
Tú no vas a ser un conejito.
CONEJO.-
-¡Ahí va!
GATITO.-
No lo sé.
MADRE.-
Deja que te vea bien…-¡Vaya, qué cola tan larga tienes y qué orejas tan pequeñas! -¿Te gusta subirte a los árboles?
GATITO.-
-¡Sí, sí, eso sí!
MADRE.-
Entonces ya lo sé, -¡eres una ardilla!
GATITO Y CONEJO.-
-¡Ohhh!
MADRE.-
Vamos, te voy a llevar con los tuyos.
GATITO.-
-¡Bieeeen!
CONEJO.-
Yo también voy.
MADRE.-
No, tú acuéstate que ya es muy tarde.
CONEJO.-
-¡Vaya!
MADRE.-
Un beso hijo.
(Se dan un beso)
CONEJO.-
-¿Me das otra zanahoria?
MADRE.-
Acuestateee.
CONEJO.-
-¡Vaya! -¡Suerte compañero!
GATITO.-
-¡Suerte conejito!
(Salen madre y gatito)
CONEJO.-
(Les ve marchar, mira al público, hace mueca nerviosa y se va a dormir. Sale)
(Entra nuestro narrador, ya adulto, con una gran rama de árbol que coloca horizontalmente en primer término)
CONEJO.-
-¡No llego a tiempo, no llego a tiempo!
(El peso de la rama le lleva de un lado a otro, al final consigue colocarla)
Aquí está muy bien.
(Mira al público)
-¿Verdad que era guapo de pequeñito?
(Mueca nerviosa y sale)
(En un lado de la rama hay colocado un montoncito de nueces, una ardilla sube a la rama con una nuez más que añade al montón)
ARDILLA.-
Por hoy ya está bien, es de noche y no se ve un pimiento, menos mal que yo como nueces. -¡Ji, ji, ji, ji…!
(Se revuelca de la risa)
-¡Ju, ju, ju, ju…!
(Oímos , pero no vemos, a la madre coneja.)
MADRE.-
-¡Venga, anímate, tú puedes subir! -¡Ardilla, aquí te dejo una ardillita que se ha perdido en el bosque!
ARDILLA.-
Vale, vale, vale, -¡qué suuuuba!
GATITO.-
(Empezamos a oírle hasta que consigue trepar lo suficiente para que lo veamos)
-¡Voy, voy….voy, voy, voy, voy…!
(Ya le vemos, pero pierde el equilibrio y…)
-¡Ay, ay,…ay, ay, ay…!
(Se cae)
ARDILLA.-
-¡Chico, chico! -¡Arriba, arriba, arriba!
GATITO.-
-¡Voy, voy, voy, voy!
(Pierde el equilibrio)
-¡Ay, ay, ay, ay!
ARDILLA.-
-¡Chico, chico! -¡Agárrate!
(El gatito lo consigue, llega a la rama con la ardilla)
AMBOS.-
-¡Bieeeen!
(La ardilla, un poco bruta, le da unos manotazos de ánimo en la espalda mientras le habla, el gatito, exhausto y asombrado, es zarandeado de mala manera.)
ARDILLA.-
-¡Bueno campeón,lo has conseguido, je, je, je, je! Después de tanto esfuerzo tendrás hambre.
GATITO.-
No he comido en todo el día.
ARDILLA.-
Pues coge una de esas, no te cortes.
(El gatito no tiene ni idea de cómo se come una nuez, coge una entera, con cáscara y todo, y se la intenta tragar, se atraganta, no puede respirar, hace aspavientos.
-¡Chico, chico!
(Le da más manotazos para que expulse la nuez)
-¡Escupe, escupe,…allá voooy!
(La ardilla se tira encima del gatito, que es aplastado pero consigue expulsar la nuez; con el impacto, el gatito suelta también un tremendo maullido)
-¡Pero cómo que “miau”!
GATITO.-
No sé.
ARDILLA.-
-¿Has dicho “miau”?
GATITO.-
Creo que sí.
ARDILLA.-
Entonces tú no eres una ardilla, -¡eres un gato chico, un gato! -¡je, je, je, je!
(Le da manotazos)
GATITO.-
-¿Estás seguro?
ARDILLA.-
-¡Claro que sí!
(Entra volando una lechuza)
LECHUZA.-
Yo también estoy segura.
ARDILLA.-
-¡Anda la lechuza!
LECHUZA.-
Eres un gatito.
GATITO.-
-¡Bieeeen!
LECHUZA.-
Te veo todos los días cuando vuelo por encima de tu casa.
GATITO.-
-¿Sabes dónde vivo?
LECHUZA.-
En la casita azul con la vallita blanca.
ARDILLA.-
-¡Anda la lechuza!
GATITO.-
-¿Me puedes llevar a casa?
LECHUZA.-
-¡Claro!
GATITO.-
-¡Bieeeen!
LECHUZA.-
Sígueme,yo voy volando y tú corriendo.
(La lechuza comienza el viaje)
GATITO.-
Adiós, amiga ardilla.
ARDILLA.-
-¡Chico, chico!
(Se abrazan)
GATITO.-
-¡Espérame Lechuza!
(Atolondrado, tropieza con las nueces y las tira, dejamos de verle)
ARDILLA.-
-¡Chico, las nueces!
(Baja a por ellas, entra el conejo)
CONEJO.-
-¡Justo a tiempo, justo a tiempo!
(Coge la rama, el peso lo arrastra para aquí y para allá, mueca nerviosa, se la lleva)
(En el centro aparece una vallita blanca, entra volando la lechuza y a continuación el gatito corriendo, jadeante)
GATITO.-
-¡Mi casita, gracias, lechuza!
LECHUZA.-
De nada, ya nos veremos.
(Se va volando) (El gatito abre la valla y pasa al otro lado, sale de escena maullando, la valla desaparece) (Oímos las voces del gatito y de su dueña, no les vemos)
GATITO.-
-¡Miauuu!
NIÑA.-
-¡Ambrosio, te he echado mucho de menos!
GATITO.-
-¡Miaaau!
NIÑA.-
Mañana vamos juntos a jugar al bosque.
GATITO.-
-¡Miaauu, miaauu!
NIÑA.-
-¡Ambrosio!
(Entra la ardilla)
ARDILLA.-
(Buscando)
-¿Pero dónde están mis nueces?, -¡estaban aquí, aquí!
(Entra el conejo, lleva las nueces entre sus manos)
CONEJO.-
-¡Hay que recogerlo todo, el cuento ha terminado, ha terminado!
(Sale)
ARDILLA.-
(Pasmada, mirando hacia donde salió el otro)
-¡Chico, chico, mis nueces, chico, chico!
(Sale, persiguiendo al conejo)
(Entra la lechuza)
LECHUZA.-
Y colorado colorín, el gatito a su casita llegó por fin.
(Se va volando.)
FIN

lunes, 5 de noviembre de 2018

RIMAS

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La rima es la semejanza de sonidos, entre dos palabras o más, a partir de la última sílaba acentuada. Frecuentemente la rima se produce entre las palabras finales de los versos de un poema o canción. En otras palabras, la rima es la repetición de un sonido al final de dos palabras. Existen diferentes tipos de rimas.
            La coneja Gloria
come con gusto su zanahoria.

Me como una uva
es dulce y morada
me las como todas
                y no dejo nada.
          Dice el oso Carmelo
que te arrasres por el suelo.
La manzana canchera
se cayó en la bañera.
                            Sana sana
colita de rana
si no sanas hoy
sanarás mañana
   En la laguna nadando                             está
cuando habla dice cuá cuá cuá
         El león comía melón
Y el ratón comía melocotón
Dijo la pera
que ella no espera.
          Puedo perderte,
puedo odiarte,
pero es imposible
poder olvidarte.
Yo me como el melón
y también el bombón
Si fuera Superman te llevaría volando 
pero como no lo soy ,
te vas andando.
La traviesa banana
se escapó por la ventana.

POEMAS




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Se dice que los poemas  manifiestan el más grande del sentimiento humano. A esto, la de género infantil, se suma como la expresión artística más propicia para el desarrollo educativo y pedagógico en los primeros años de infancia. A través de la rima, o de una versificación ágil y eficaz teñida de elementos tiernos y maravillosos, los poemas infantiles consiguen hacer las delicias de los más pequeños. Adivinanzas, canciones…Muchas son las formas que pueden adoptar y muchas, también, las formas de disfrutar con ellas.


NUBE, NUBE


Nube que subes
por los tejados.
Nube que bajas
sembrando charcos.
Nube que sube,
nube que baja,
nube que vuela
sin dejar marcas.
Nube que pinta sombras,
nube que ahueca sueños;
nube que viaja
surcando el cielo.
Nube que subes,
nube que bajas,
nube que vuelas
sobre mi almohada.

Migas de risa

Érase que se era
la historia de Elisa,
la pastelera.
Amasaba alegría
Elisa,
de trozo en trozo,
con montañas de harina,
huevo…
¡y migas llenas de risa!
Milhoja de salsa y fresa
para Señora Tristeza.
Bizcocho de risa y coco
para Don Paco
¡y poco!
¡Que de la risa
se cae el moco!
Érase que se era
en una asombrosa aldea,
la historia de Elisa,
la pastelera.

El velero hacia la mar

Sobrevolando las aguas
navegaba el velero
sobre la mar.
¡Velero!
Gritaban los delfines.
¡Velero!
Cantaban las ballenas
guiando con su canto
al velero en su remar.
Soñaba el velero
con surcar las aguas,
las aguas del mar.

Buenos días, gorrión

Pájaro cantor,
que pías a la mañana
bajo el manto de la noche,
el silencio del mochuelo,
y el rocío de la flor.
Sereno de la mañana,
abrigo de llanto y sueños,
pájaro madrugador.

Las mujeres de las trenzas

Cuenta una leyenda
que las mujeres de las trenzas
aran la tierra y cuidan de ella,
con sus niños en la chepa.
Que cultivan preciosas flores
que ponen sobre la mesa,
junto a sabrosas recetas.
Y que, misteriosamente,
tiñen el cielo,
al llegar la noche,
de poderosas estrellas.

Así, siempre, y cada noche,
las mujeres de las trenzas.


Caracolita del mar

Caracolita del mar,
dime qué susurras
en oído atento
y silencioso hablar
de quien te escucha.
Dime qué susurras,
Caracolita del mar,
y te contaré mis secretos,
a la orilla de la noche
y de los sueños.
Caracolita del mar
¡Qué bonito lo que cantas,
cuando me pongo a escuchar!


El payaso Sinsón

sonrisa no tenía
en su rostro bicolor.
Todas las tardes
los padres
pasaban de largo,
los niños reían buen rato,
y los perros
sacudían el rabo
ante el payaso Sinsón.
Pero Sinsón no comprendía
por qué nadie quería
ser parte de su función.
Pasábase las horas, Sinsón,
dándole vueltas al coco
y frotándose la nariz un poco,
buscando una solución.
Primero tocaba el violín
¡güin, güin, güin!
Después, tocaba el tambor
¡porrón, porrón, porrón!
Pero nada de nada
le funcionaba
al pobre Sinsón.
Y así, cada tarde,
niños y padres paseaban
ante un payaso de cartón.

El Ermitaño

Hombre serio y muy callado
o cangrejo colorado,
puede ser el ermitaño.
En busca de concha vacía,
cuatro antenas y dos pinzas,
el cangrejo ermitaño va.
En busca de paz en vida,
con el mundo a la deriva,
camina el eremita humano,
de espaldas a la ciudad.
Hombre serio y muy callado
o cangrejo colorado,
puede ser el ermitaño…

Mariposa del aire

¡Qué hermosa eres!
Mariposa del aire
dorada y verde. 
Luz de candil…
Mariposa del aire,
quédate ahí, ahí, ahí.
No te quieres parar,
pararte no quieres…
Mariposa del aire,
dorada y verde.
Luz de candil…
Mariposa del aire,
quédate ahí, ahí, ahí.
quédate ahí.
Mariposa ¿estás ahí?
Autor: Federico García Lorca

Los ratones, de Lope de Vega

Juntáronse los ratones para librarse del gato
y después de largo rato
de disputas y opiniones
dijeron que acertarían
en ponerle un cascabel
que andando el gato con él
librarse mejor podrían
Salió un ratón barbicano
colilargo, hociquirromo
y encrespando el grueso lomo
dijo al senado romano
después de hablar culto un rato
¿Quién de todos ha de ser
el que se atreva a poner
ese cascabel al gato?